viernes, 7 de noviembre de 2008

3. Algunas Aclaraciones




¿Canal Salitre? ¿Caño Salitre? ¿Canal Ríonegro? ¿Caño Ríonegro? ¿Brazo La Esmeralda? ¿Caño La Esmeralda? No. Todos son ríos. La apropiación de las cosas empieza con el lenguaje.

Se dice río e imaginamos aguas limpias que corren con frescura, y a la luz de ello, si vemos a estos tres cursos de agua con la palabra río en mente, las cosas cambian mucho, el nivel de conciencia y de apropiación, o al menos, el de observación, se sitúan en ámbitos que amplían la mirada y es posible que brinden nuevas perspectivas.

Sí, los ríos Salitre, Ríonegro y La Esmeralda son alcantarillas inmundas ¿Acaso es ese el destino que merece un río tal y cómo lo imaginamos en la pureza de su concepto? Más que una palabra o una denominación (Río), es algo así como una identificación, un mojón en el recuerdo que nos lleva al terreno de los sentimientos. La palabra Río al lado de las alcantarillas inmundas que hoy día son.

Las hoyas Teusacá y Parque Nacional, en los cerros de Bogotá, dan origen al Río Arzobispo, con toda una carga histórica y ambiental para Bogotá, el cual entrega sus aguas ya contaminadas al Río Salitre, que prácticamente en el centro geográfico de Bogotá, expone su vergonzoso legado, al cual llegan las aguas igualmente pútridas, del Río Negro, que tiene su origen en el páramo de San Isidro.

Así, el padre de estos ríos, el Salitre, entrega sus aguas junto a las del Humedal Córdoba y el Humedal Santa María del Lago al Río Juan Amarillo, que le da el nombre al humedal más grande de Bogotá, el cual, finalmente, entrega su carga tóxica al ya arruinado Río Bogotá, vergüenza distrital y nacional al detentar el distintivo del tercer río más contaminado del mundo, después del Citarum en Indonesia y el Coatzacoalcos en México.

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